Para terminar mi aventura en el blog, me gustaría responder a esta pregunta que nos ha planteado Xoán: ¿Cuál crees que será tu más positiva contribución en el mundo de la educación en cuanto tengas ocasión de demostrarlo, incorporándote con normalidad a la profesión docente? No sé la capacidad de influencia que podré llegar a tener, pero intentaré transmitir mis ganas y mi energía a los alumnos. Por otro lado, les contagiaré mi amor por los idiomas, en este caso el francés, y por las diferentes culturas. Es importante que no solo aprendan a convivir con otras culturas, sino que se produzca una interculturalidad. De esta manera, conseguiremos que a través del respeto y de la tolerancia, estemos formando ciudadanos modelo.
En la clase de hoy, hemos tratado el tema de los conflictos que pueden surgir dentro del aula y cuál es la mejor manera de solucionarlo. A través de un enlace, hemos ido añadiendo ejemplos de conflictos que hemos vivido en nuestra etapa en el instituto y me han sorprendido algunos casos como: colgar a un compañero de un perchero, tirar mesas y sillas por la ventana o pinchar a los compañeros con un lápiz afilado. En cuanto a las medidas, no hemos sido muy originales, ya que los ejemplos que han salido son los relacionados con el castigo positivo o negativo y cabe preguntarse si es la mejor solución. Antes de enfrentarnos a la difícil tarea de ser profesor, tendríamos que conocer: el perfil del alumno conflictivo, cuáles son los posibles conflictos que podrían surgir en un aula y el reglamento del centro para saber cuáles son las medidas que hay que adoptar según la situación. Lo más importante es que los alumnos conozcan cuáles son las reglas y que entiendan la razón por las